El teatro, un arte sin igual
- D'Boleto
- 19 sept 2018
- 2 Min. de lectura
La primera vez que participé en una obra de teatro fue cuando tenía entre 14 o 15 años, cuando estaba en 3ro de secundaria, tenía teatro en el colegio y un profesor me vio y me propuso que participe en el taller. Al principio me rehusé porque tenía un poco de temor como toda experiencia nueva. Pasó una semana de insistencia de mi profesor y acepté.
Cuando llegué ya estaban los grupos conformados, a mí desde pequeño siempre me ha costado integrarme a grupos y esta vez no sería la excepción, pero el maravilloso grupo humano que encontré ahí hizo que me complemente con ellos rápidamente.
Cuando comencé no tenía ni la más remota idea de lo que era actuar, con las justas actuaba cuando mi mamá quería que vaya a comprar pan en las mañanas y yo me hacia el enfermo para no pararme de mi cama, pero de ahí no tenía ninguna noción de lo que era actuar delante de un público y que te miren haciendo un personaje.
Pasó un mes y nos dieron la noticia que participaríamos en los juegos “Helicoflorales” una competencia que se practica entre todas las sedes del colegio Saco Oliveros.
El profesor nos comentó que clase de obra seria y no dijo que quería hacer algo entretenido, que la gente no solo este esperando que pasé sino que también se ría y bastante. Y como no si los que participábamos en ese elenco éramos un mate de risa en todos los ensayos.
Nos planteó una obra sobre unos Incas que quería gobernar todo el Tahuantinsuyo. Lo particular que tenían los personajes es que eran una mezcla de razas como afros, chinos, de piel clara, nada que ver cómo eran los Incas.
Cuando vimos la idea no dudamos en participar, era una idea novedosa y de verdad bastante graciosa.
Dos meses de preparación y participamos en las semifinales de los juegos “Helicoflorales” logrando el pase a la final.
La final fue en la Derrama Magisterial, en Jesús María. Fueron mi mamá, mi abuela y mi tía, era la primera vez que me iban a ver actuar.
Al final ganamos el premio, algo anecdótico es que aunque la obra fue super graciosa mi mamá al final lloró de verme en las tablas.
Sin duda alguna el teatro me cambio bastante, me ayudo a soltarme frente a un público que no conocía y a conocer personas maravillosas que hoy en día puedo llamar amigos.
Por Ivan Abrisqueta
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